Comencemos regresando a nuestra época de colegio. ¿Cuáles son los colores primarios? Azul, rojo y amarillo. ¿Y los secundarios? Violeta, naranja y verde. Todos estos colores se sitúan en un gráfico llamado “círculo cromático”, donde van mezclándose entre sí y se crean los colores terciarios, etc. Además, dependiendo de la cantidad de luz a la que esté expuesto el tono, puede aclararse u oscurecerse.
Listo, muy bonito todo, pero ¿Cómo
aplico la teoría del color al maquillaje? Es un básico si queremos
resaltar rasgos o alguna prenda que utilicemos, así que les voy a
explicar tres formas en las que podemos combinar los colores.
Maquillaje monocromático:
es cuando se usa sólo un color. Es decir, si tenemos un vestido azul,
utilizar sombras azules. Estuvo bastante de moda en los años 80, pero
hoy en día no lo recomiendo mucho porque a veces se ve demasiado
saturado, en mi opinión, y no resalta mucho las facciones y te puede avegentar unos cuantos años.
Maquillaje complementario: es el ideal y muy fácil de
utilizar. Los colores complementarios son los que se sitúan exactamente
frente a frente en el círculo cromático, pero los básicos son las
mezclas de azul con naranja, rojo con verde y amarillo con violeta. ¿Qué
quiere decir que se complementen? Que ambos se resaltan el uno al otro,
porque crean un contraste fuerte, entonces crean una combinación
armónica. Por ejemplo, si utilizamos sombras de ojos en azules,
podríamos complementarlo con un rubor coral tirando al naranja. Si
utiizamos ojos violetas, podríamos usar un iluminador en dorado (un
alernativo al amarillo) o si utilizamos un vestido verde, podríamos
combinarlo con labios rojos .
Para el maquillaje complementario no sólo se cuenta el maquillaje, sino
también el tipo de ojos, color de pelo, ropa y demás, para, valga la
redundancia, complementarlos entre ellos.
Maquillaje análogo: los colores análogos son los que
están uno al lado del otro en el círculo cromático, por ejemplo
amarillo, naranja y rojo. Con ellos podemos crear degradés de color o
difuminados suaves y también llegar a una combinación armónica sin caer
necesariamente en lo monocromático.
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